Oídos, perdonados, sanados

Hoy leí un mensaje de la Pastora Zulma Cruz de Escabí que decía que la gente quiere recibir las bendiciones que Dios da pero no quieren asumir las responsabilidades que hay que asumir como hijos de Dios. 

2 Crónicas 7:14 dice, si se hi humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.   Este verso me parece muy relevante al comentario de la Pastora. La Biblia claramente establece unos requisitos para la ser escuchados, perdonados, y sanados. 

Primeramente, Dios nos llama a humillarnos. Dejar el orgullo. Reconocer que El es el YO SOY, creador de los cielos y la tierra. Y que no tenemos poder para restaurarnos a nosotros mismos. 

Segundo, hay que orar y buscar el rostro de Dios. Hay que comunicarse con el Creador. Presentarnos a el tal cual somos. La Biblia dice que un corazón contrito y humillado no es rechazado por Dios. También dice que le hayan los que temprano le buscan.

Tercero, hay que convertir nuestros malos caminos. Hay que dejar atrás nuestra vida pasada. Si queremos que Cristo sea el dueño y Señor de nuestras vidas, las cosas viejas tienen que pasar, he aquí todas son hechas nuevas. Dejar atrás nuestra vida mundana y vivir una vida 100% para Dios. Por completo, no a medias.

Estos tres son los requisitos para ser oídos, perdonados, y sanados.

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