Venganza

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Que mucho nos gusta citar Lev 19:18″amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Sin embargo, no nos gusta, no queremos, nos reusamos a renunciar a nuestras venganzas y rencores. Queremos tomar la justicia en nuestras manos. Decimos “El que me la hace, me la paga”. No queremos dejar que Dios que se encargue del asunto. ¿Acaso somos más justos que Dios? ¿Acaso somos mejores que Dios? De ninguna manera.

Es importante no olvidar que la Biblia, hablando Dios, dice “mía es la venganza, yo pagaré”.  Lo que pasa es que no nos gusta esperar porque Dios tiene su tiempo y nosotros queremos que lo haga ahora mismo. No nos gusta la metodología de Dios porque queremos ver nuestra propia idea de lo que la venganza debería ser.  No nos gusta la venganza que Dios impone. Queremos ver la persona destruida, aniquilada, muerta. Suena duro, pero es cierto! Queremos ver la destrucción de la otra persona y no queremos ver la destrucción dentro de nuestro corazón por causa de la sed de venganza. No queremos ver dentro de nuestro corazón y destapar lo que realmente queremos y sentimos.

Cuando estamos en medio de una situación en que alguien nos ha herido, agraviado, insultado, destruido, y tenemos unos deseos terribles de ver esa persona destruida, antes que todo, vayámonos en oración. Pongamos nuestro corazón ante Dios. Jesús nos dijo “ama a tus enemigos”. Es ahí precisamente cuando decimos “esto es difícil!”; ciertamente. Sin embargo, en mi caminar con Dios he visto que su método siempre es mejor. Es siempre para bendición. Me preguntarás ¿cómo debo amar a mi enemigo? “Dando por gracia lo que por gracia has recibido” .Dios nos amó sin que lo mereciéramos. Si tu enemigo necesita ayuda, ayúdalo o ayúdala.

No te estoy diciendo que permanezcas al lado de una persona que lo único que hace es maltratarte, humillarte, y destruirte. Pero si esa persona necesita ayuda, no se la rehúses. De la misma manera que Dios está ahí por nosotros sin merecerlo, hagamos lo mismo.

Rindamos nuestro corazón a Dios. Dejemos que El se encargue de la venganza pues de la manera que El lo hace, es para bendición y salvación. El trabaja con el objetivo de que “ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”.  El verso de amar a nuestros prójimos dice “No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová.” Levítico 19:18 Entendámoslo en su totalidad.

Que Dios les bendiga ricamente.