Dice el Apóstol Pablo a los Corintios que no necesitamos cartas de recomendación. Nosotros somos nuestras propias cartas, están escritas en nuestros corazones, manifestadas, conocidas, y leídas por todos los hombres (2 Cor 3:2-3). Durante 10 años Orfa y Ruth vivieron en medio de una familia israelita leyendo, viendo, y conociendo en Noemí y sus esposos quien era Jehová, el dios de los judíos.
En muchas ocasiones nos dejamos arrastrar por nuestro diario vivir y se nos olvida que constantemente nos leen. El libro de los Proverbios 3:5, 7 nos dice: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no estribes en tu prudencia.” “No seas sabio en tu opinión: Teme á Jehová, y apártate del mal”. Estas cosas debemos tener en mente. Primero, nuestra opinión debe ser cónsona con la palabra de Dios. De lo contrario es sabiduría terrenal, la cual suele equivocarse y no es de Dios. Segundo, teme a Jehová y apártate de lo malo. No juegues con las tentaciones. Nuestro enemigo el diablo es astuto y busca destruirnos. Busca de Dios con todo tu corazón. Entrégale las riendas de tu vida para que El guie todos tus pasos.
Medita en esta hora ¿Qué dicen tus cartas? ¿Qué es lo que todos leen en tu corazón? ¿Se manifiesta Dios en tu vida? Te exhorto a que escribas de Cristo, de su amor, poder y misericordia.